Fortanete surge durante la Edad Media como una localidad fronteriza como una localidad fronteriza en el límite sur de la corona de Aragón, contando con castillo y recinto amurallado. La población discurre en paralelo al cauce del río Pitarque y a la carretera de Teruel a Cantavieja y crece por las suaves pendientes iniciales de la solana del valle. Junto al río, a su paso por el pueblo, discurre una hermosa senda conocida como la Riera que atraviesa un conjunto de huertos cerrados con muros de piedra, a la manera tradicional de la explotación y organización agrícola de las vegas de los ríos y barrancos en la comarca del Maestrazgo. Este conjunto está conectado con el casco histórico a través de un puente de piedra, posiblemente del siglo XVI, que salva el cauce.

La intervención consistió en una sucesión de actuaciones puntuales como la señalización y adecuación de recorridos, la recuperación de diferentes tramos de los muros de piedra seca que definen los lindes de los huertos próximos y la eliminación de rejuntados de cemento en el puente medieval de la villa. Además, se prolongó el paseo, por medio de la definición de nuevos tramos de senda, hasta las ermitas de Santa Bárbara y de Nuestra Señora de Loreto.